-¿pero y si hubiera algo más? Algo que desconocemos por completo, algo que ni sospechamos.
-¿cómo que? No creo que sea posible ocultarle un gran secreto al mundo entero.
-Deberíamos temer que lo fuera, porque entonces probablemente lo haya.
Estas ideas fueron las que llevaron a Jack a ser considerado un bufón y un charlatán con tan mala reputación mediática. El problema, es que estaba en lo cierto y de alguna manera, consiguió descubrir ese secreto. El secreto era que la Tierra no se estaba muriendo. La contaminación, del mar, del aire, las extinciones, el deshielo, etc... no estaban matando a la Tierra. La Tierra, ya estaba muerta. Esa cosas eran tan sólo la punta del iceberg del veneno que le habíamos inyectado a nuestro planeta. Como una persona envenenada con Toxina Botulìnica o con Sarin, a nuestro planeta le quedaba muy poco tiempo de vida y no conseguiríamos jamás un antídoto a tiempo. Íbamos a morir agonizando y ni siquiera eramos conscientes de ello.
El "indice Andreas", llamado así por su descubridor, el bioquímico Andreas Morán, mostraba mediante varios indicadores el nivel de envenenamiento de la Tierra que producía un peligro para la vida. Uno de estos indicadores hablaba de las especies vitales. Hay varias especies de las cuales depende la vida de la mayor parte de las demás. Una por ejemplo, son las abejas y el incremento o disminución de estas o especies relacionadas con ellas, pueden causar desequilibrios irreparables. Pero es que muchas especies están interrelacionadas y al final, cada especie acaba siendo importante. Sin embargo la más importante en este indicador era el fito plancton. Este conjunto de organismos marinos, produce como minimo el 50% del oxigeno terrestre. La rapida evolución de esta especie, debido a su enorme población, había provocado que sólo sobrevivieran los capaces de vivir en ambientes hostiles y contaminados, pero que a su vez eran los que producían un oxigeno venenoso. Pero esto, como muchas otras cosas, ya era irreparable.
No se como Jack averiguó esto, ya que Andreas Morán había desaparecido hacía muchos años y sus estudios habían sido silenciados. Sólo unos pocos conocían y usaban estos datos. Se podría decir que no eran egoístas. Esos grandes magnates que movían el mundo, presidentes, reyes y demás fuerzas, no se negaban a salvar el mundo por puro egoísmo, si no porque era inútil. Estaban resignados a vivir su vida lo mejor posible, sabiendo que el futuro no tenía remedio. Pero sabían que si el mundo entero conocía esto, la sociedad humana podría desmoronarse y reinar el caos por los últimos años que nos quedaran en la Tierra. Por eso decidieron que el secreto sólo pertenecería a unos pocos, a aquellos capaces de tener la conciencia medianamente tranquila, mientras el mundo moría a nuestro alrededor y los demás no lo sabían. Decidieron vivir su vida plenamente y evitar la autodestrucción por el miedo, de una sociedad condenada.
Jack por suerte o por desgracia, siempre fue un loco soñador y decidió actuar. Decidió por todos, que si la vida y con ella el ser humano, debían acabar su paso por la Tierra, también debían de ser conscientes de su destino y desaparecer con dignidad. Pero también pensó, que si quedaba una ultima oportunidad, por pequeña que fuera, se tenía que intentar. Había que agotar todas las posibilidades aunque fueran ínfimas. Había que disparar todas las balas del cargador. Cómo declaraban muchos de los grandes héroes que el ser humano había creado a lo largo de la historia, debíamos morir luchando.